Declaración Mundial de Madres
“Las mujeres desempeñan una función decisiva en la familia. La familia es el núcleo básico de la sociedad y como tal debe fortalecerse (…) Las mujeres hacen una gran contribución al bienestar de la familia y al desarrollo de la sociedad, cuya importancia todavía no se reconoce ni se considera plenamente”. (Plataforma de Beijing 1995 capítulo II párrafo 2).
2. La sociedad necesita familias estables que permitan a sus hijos crecer felices y seguros de sí mismos. El conjunto de la sociedad se beneficia cuando los niños crecen en un entorno familiar estable, junto a madres dedicadas a su crianza y educación.
3. La maternidad y la dedicación a la familia es uno de los trabajos más importantes y gratificantes y para una mujer y beneficioso para la sociedad. Y sin embargo resulta infravalorado en el mundo de hoy. Al ignorar o menospreciar la maternidad y la dedicación de la mujer a la familia, se dificulta la construcción de sociedades sostenibles.
4. Con demasiada frecuencia, las mujeres son discriminadas en el mercado laboral por ser madres o querer serlo. Las madres han de tener igualdad de oportunidades, consideración y respeto en el mundo laboral.
5. La maternidad y la dedicación a la familia son también un beneficio para las propias mujeres. Le aportan plenitud y realización personal, fortaleciendo su identidad femenina. Junto a ello, le proporcionan otras oportunidades de desarrollo humano y aprendizaje de habilidades de liderazgo, comunicación y gestión.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. (…)” Artículo 25.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Así pues:
I. Las madres y sus hijos deben ser respetados y considerados como miembros importantes de la sociedad.
II. La maternidad y la dedicación a la familia exigen y merecen reconocimiento social y político.
II. La dedicación exclusiva a la familia no puede seguir siendo ignorada y, menos aún, ser considerada una razón para condenar a las madres a la muerte social.
“La familia es la unidad básica de la sociedad» (Plataforma de Beijing 1995) y la maternidad es el corazón de la familia. Por tanto las madres deben ser respetadas tanto en la política como en la sociedad y en el propio hogar.